Cuando Dios canta

Cuánto dolor ha causado el terrible experimento de la rebelión no solo al corazón del hombre, sino también al corazón de Dios. Cuánto debe de anhelar Dios ese día en que ya no tendrá que ver ni permitir, en contra de sus más entrañables sentimientos, tanta maldad y tanto sufrimiento producidos por el pecado. Cuánto debe anhelar Dios solamente dirigir palabras de esperanza, consuelo, restauración, y ya, para siempre, dejar de tener que anunciarnos sus juicios, que no son otra cosa que permitir las consecuencias de nuestras transgresiones.

El capítulo del libro de Sofonías al cual pertenece nuestro versículo de reflexión para hoy concluye con un cuadro hermosísimo de lo que se conoce como “profecías de restauración”. Es una profecía que anuncia que Dios finalmente restaurará a su pueblo a la paz y la tranquilidad.

En medio de esta descripción, en la que Dios primero asegura que acabará con los que oprimen a su pueblo (ya sea las naciones enemigas de Israel como también los poderes diabólicos y sus instrumentos humanos que hoy, de una manera u otra, oprimen al pueblo de Dios), el Señor dice algo exquisitamente bello y único en la Biblia, aunque se sugiera en otras partes: Dios cantará. Y se dice que ese canto de Dios es el vehículo más apropiado que el Creador encontrará para expresar su inmensa alegría por nuestra redención.

¿Puedes imaginarte lo que debe ser escuchar a Dios cantar, especialmente cantar de alegría? ¿Te sientes conmovido, muchas veces, por la sublime belleza de la voz de algún gran cantante, que penetra con su melodía esplendorosa hasta tus más íntimos sentimientos y emociones? Pues, eso debe ser tan solo una infinitesimal belleza en comparación con la hermosura de la voz que debe tener Dios.

¿Deseas no perderte ese espectáculo nunca antes visto, que el mayor cantante del universo entone una canción en honor a ti y a todos los redimidos, porque por fin los tiene seguros “en casa”, lleno de alegría por su salvación? Entonces, no faltes a la cita. Decide que, por la gracia de Dios, allí estarás. Nos vemos en ese concierto.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie