Reflexiones para tí.

El cristiano y la salud

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:19, 20.

Muchos cristianos aman a Cristo, procuran vivir lo más de cerca posible la vida cristiana, pero no son conscientes de que sus hábitos relacionados con el cuerpo tienen una influencia directa en su salud, en su bienestar mental y aun en su vida espiritual.

En el concepto bíblico, y que gracias a Dios también está ganando mucho terreno en la medicina, la psicología y la psiquiatría actuales, el ser humano es un ser integral, holístico, un todo indivisible, una unidad bio-psico-socio-espiritual, cuyas dimensiones recién mencionadas se encuentran de tal forma interrelacionadas que es imposible que una sea afectada (por ejemplo, el cuerpo) sin que esto repercuta en las demás (lo psíquico, lo espiritual y lo social).

Por tal motivo, el cristiano verdadero, que ama a Cristo y valora el don de la vida y la salud que tan generosa y cariñosamente le es dado cada día por su Creador, Sustentador y Salvador, sabiendo estas cosas no puede ser ligero, descuidado, con respecto a sus hábitos de vida. Procurará, como dice nuestro texto de reflexión para hoy, glorificar a Dios tanto en su espíritu como en su cuerpo. Elegirá, por lo tanto, hábitos alimenticios que glorifiquen a Dios al contribuir a la salud integral y al evitar aquellos alimentos que contribuyan a la destrucción del templo del Espíritu Santo, que es su cuerpo (ver 1 Cor. 3:17). Será equilibrado y cuidadoso en cuanto al uso de las horas dedicadas al trabajo, a la recreación y al descanso, evitando excesos de todo tipo.

Procurará realizar el ejercicio físico necesario que contribuya a mantener su cuerpo en la forma más saludable posible. Y, por supuesto, se abstendrá absolutamente de todo tipo de sustancias que favorezcan o produzcan en forma directa el deterioro de su organismo, como el tabaco, las drogas, el alcohol, y aun bebidas estimulantes como el café, el té, el mate cocido y las bebidas colas, de las cuales la ciencia se ha encargado de comprobar su efecto nocivo sobre el cuerpo y la mente.

 

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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