El levita
Ahora, todos ustedes israelitas, opinen y tomen una decisión aquí mismo. Jueces 20:7.
Hay momentos en los que la iglesia debe tomar decisiones. Algunas de ellas son fáciles y simples. Otras, no. Pero así como el pueblo de Israel tuvo que hacerlo frente a la situación planteada por el levita cuya esposa fue violada y asesinada por los hombres de la tribu de Benjamín, es responsabilidad de la iglesia decidir; aunque esto incluya la disciplina de algunos de sus miembros.
Los hombres de Benjamín se habían comportado peor que los peores enemigos; pero “aunque cueste creerlo” eran hermanos. Cuando Dios no ocupa el primer lugar en nuestras vidas “y el libro de Jueces explica que ese era el gran problema del pueblo”, más allá de nuestro origen, nos comportamos peor que animales.
Cuando el pecado toca de manera pública al pueblo de Dios, por más que no sea lo más simpático, las palabras de Cristo en Mateo 18 explican que la iglesia debe involucrarse en un proceso de decisión y de disciplina.
Siguiendo los claros consejos que Jesús dejó establecidos, sin escondernos detrás de circunstancias, amistades, posiciones personales o ideas preconcebidas, debemos actuar. En este caso, debemos decidir.
El levita, al enviar las partes del cadáver de su esposa a todas las tribus del pueblo de Israel, las colocaba en una posición desde la que debían decidir. No podían mirar para otro lado o hacerse los distraídos. A veces, un amigo, un conocido, un compañero de curso, un familiar nos pone ante la necesidad de decidir. ¿Estamos de parte de Dios? ¿Nos acomodamos a las circunstancias? ¿Obedecemos lo que la Biblia dice? ¿Seguimos nuestras inclinaciones y gustos?
Como en el caso de las tribus de Israel, la decisión que tomes te puede enfrentar con una parte de tus hermanos y amigos. ¿Hasta dónde estás dispuesto a ir por tus principios? ¿Cuál es tu límite?
“La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos” (Elena de White, i a Educación, p. 57).
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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