Mardoqueo
Mardoqueo tenía una prima llamada Hadasa. Esta joven, conocida también como Ester, a quien había criado porque era huérfana de padre y madre, tenía una figura atractiva y era muy hermosa. Al morir sus padres, Mardoqueo la adoptó como su hija. Ester 2:7.
A veces la vida nos coloca en situaciones complicadas, pero si estamos en la compañía del Cielo, la peor circunstancia se puede transformar en la mejor bendición.
La Biblia no habla de la familia de Mardoqueo. Menciona a su tío que murió (Abihail, el padre de Ester), a la esposa de este tío, quien también murió, y, obviamente, a Hadasa, el nombre hebreo de la futura reina. Esto nos permite imaginar un hombre de cierta edad, soltero y preocupado en cumplir con su función en el palacio real.
Su tarea, no tan cercana al rey como la de Nehemías, también tiene cierta importancia, puesto que le tocaba controlar la entrada del palacio, posible lugar de pasaje de aquellos que quisieran atacar al monarca.
Desde la función más simple e intrascendente que te toque desempeñar, puedes realizar una tarea tan importante que el Cielo te bendiga y la tierra te venere. Mardoqueo es un ejemplo de esto. Sentado en la mesa de la recepción del palacio, se entera del proyecto de magnicidio que dos eunucos –Bigtán y Teres– están tramando, y actúa con rapidez y seguridad. Le salva la vida y el trono al rey Asuero… y continúa sentado en la mesa de la recepción del palacio. Él no recibió, inmediatamente, ningún tipo de muestra de gratitud. Nadie se acercó a expresarle sus felicitaciones por el trabajo realizado.
No actúes en forma correcta esperando el aplauso, hazlo por principio. Y un día recibirás la aprobación pública; si no es en esta tierra, seguro la tendrás cuando cruces la puerta de la nueva Jerusalén.
No porque fuera Mardoqueo, sino porque era costumbre en aquella cultura, el hecho quedó guardado en los registros reales. A partir de lo que estaba escrito allí, el primo de la reina Ester recibió los honores terrenales correspondientes algún tiempo más tarde.
Te puedo asegurar que en el libro celestial de los registros están escritos todos los motivos por los que Jesús quiere aplaudirte cuando llegues al cielo . Y si confiesas tus pecados, estarán borradas todas las razones por las cuales tú no serías digno de llegar allá.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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